Copilotos Extraños: Si no lo veo no lo creo


Hace un par de semanas y aprovechando el buen tiempo, mi amigo Jon vino a hacerme una visita en su BMW. La zona de Cuenca es una de las mejores para rodar en verano porque tenemos muchas carreteras plagadas de curvas, estrechas y que se internan en el monte o en la roca, de manera que además de ser divertidas proporcionan al visitante unas vistas estupendas. El sábado decidimos darnos una vuelta por la carretera que lleva a la Ciudad Encantada, que es una de las más bonitas de por aquí. En verano es más habitual cruzarse con alguna que otra moto aunque son carreteras poco transitadas así que cualquier vehículo llama más la atención.

copilotos extrañosNos quedaban unos tres kilómetros para el desvío que lleva a la Ciudad Encantada cuando vimos venir una moto de frente. La moto era normal y el piloto también lo parecía (el casco dejaba poco margen a la investigación). Lo que no era tan normal era el copiloto. Llevaba un cordero. Sí, como lo leéis. Un cordero blanco y lo más importante, vivo, atado a una silla de bebé y que miraba a un lado y a otro yo diría que tan campante como para suponer que igual no es el primer viaje en moto que hacía. Mi amigo Jon y yo nos miramos estupefactos mientras el hombre nos hacía v’sss y seguía su camino tan normal. Como si no llevara un cordero en el asiento trasero.

Buscando información sobre copilotos extraños para el post de esta semana (que con el calor que hace tampoco apetece ponerse a tratar cosas mucho más serias) me encontré con una noticia de 2011 en la que se cuenta que un hombre en La Habana ya había hecho lo mismo que nuestro conquense: viajar con un cordero como copiloto. Lo sentí por el señor de Cuenca porque ya no va a ser el más original, aunque raro por estas tierras desde luego sigue siendo un rato.

Cuando estuve en Perú vi prácticamente de todo en el asiento trasero de las motos (menos llamas y corderos, eso no). Desde familias de cuatro y cinco miembros que se afanaban en no caerse de poco menos que una vespino hasta un televisor, una silla de oficina, una caja con piñas (de las de fruta), un colchón (sujetado precariamente por el copiloto-persona) y hasta una taza del wc. Pero hay cosas todavía más raras que nos han contado algunos lectores y que os dejo por aquí abajo.

** “Una vez vi a un hombre llevando una gallina en la moto, en la carretera de Vigo. Lo peor era que llovía y la pobre gallina no llevaba un plástico por encima ni nada. Me dio pena”. (Analía)

** “Hace unos años teníamos un grupo de heavy metal unos amigos y yo y para ir a los conciertos a veces teníamos que trasladar los instrumentos en las motos si nos fallaba el transporte (o sea, el amigo que tenía coche). Ver a cuatro tíos en motos de 125 llevando una batería a trozos era curioso. Luego nos multaron y ya lo hacíamos menos”. (Sergio)
** “Yo he llevado de todo. Maletas grandes, plantas, un microondas… si te lo montas bien, el asiento trasero se parece un poco a la baca del coche, aunque es verdad que a ti te pueden multar porque no está permitido llevar trastos en la moto” (Rosa)
** “Mi ex novia estudiaba Bellas Artes así que yo creo que lo más raro que hemos llevado son los lienzos enormes que pintaba, dentro de carpetas negras para que no se le estropearan por el camino. Me veías a mí con una pantalla negra detrás y parecía que llevaba el “croma” incorporado. Qué tiempos” (Manuel)
** “Una máquina de bolas de chicle como las de los bares, atravesada en el asiento trasero. La moto iba lentísima, claro, no tiene que ser muy cómodo viajar con eso por muy bien asegurado que lo tengas. Y aún me pregunto dónde iría con ella y para qué la querría” (Diana)
** “Hace muchos años, en los sesenta, el dueño del bar de mi pueblo traía bloques de hielo de los de antes en la motillo que tenía. Yo era muy pequeño y sólo me acuerdo de verlo llegar chorreando y descargar el bloque enorme” (Paco)

 

Y vosotros… ¿habéis visto “copilotos” raros de este tipo?

Nos leemos en dos semanas, ráfagas traseras.

Mujeres Moteras