Del asfalto a la tierra -segunda parte-


Hace unos días os conté [fusion_builder_container hundred_percent=»yes» overflow=»visible»][fusion_builder_row][fusion_builder_column type=»1_1″ background_position=»left top» background_color=»» border_size=»» border_color=»» border_style=»solid» spacing=»yes» background_image=»» background_repeat=»no-repeat» padding=»» margin_top=»0px» margin_bottom=»0px» class=»» id=»» animation_type=»» animation_speed=»0.3″ animation_direction=»left» hide_on_mobile=»no» center_content=»no» min_height=»none»][intlink id=»2833″ type=»post»]cómo empezó[/intlink] esta aventura del offroad. Hoy, os cuento cómo fue mi llegada al Enduro Park…

Un mes antes de hacer el curso, Roc Lloret de Enduro Park motor se puso en contacto conmigo para explicarme que tras 10 años dando cursos offroad quería enseñar a todas las Mujeres Moteras que eran ideales para ellas.

Obviamente le comenté que la tierra y yo no éramos amigas y que jamás había probado aquel tipo de motos, las cuales para mi, eran hasta la fecha las “motos de campo”. Roc me dijo que tenía que probarlo para poder explicaros a todas (y a todos) lo emocionante que podía ser el offroad. El curso era de Maxi Trails y cada alumno iba con su propia moto, pero que para que pudiese apuntarme me dejaría una suya más cercana al enduro que a las maxitrail.

Como no tenía ni idea de offroad el curso era perfecto. Así me daría cuenta de cuánto podría aprender en un solo fin de semana. Le dije que lo haría y le explicaría a todo el mundo mi vivencia y mis sensaciones sobre su curso.

Unas cuantas llamadas a mis amigos y ya tenía: un casco y gafas de mi medida. Unos pantalones y peto varias tallas más grande y unas botas de trial del 41. Como buena mujer que soy me lo puse todo en el comedor de mi casa y bailé un rato delante de mi espejo. ¿Qué haríamos sin los amigos?

Llegó el día y me fui a Arás de los Olmos, nada más y nada menos que a 453km de mi casa.

Tras casi 5 horas de camino hice los últimos kilómetros por una carretera genial para recorrerla con Azulita. Pensaba… No se si me gustará el curso o no, pero aquí, con mi moto tengo que volver.

Al llegar a mi destino, me impresionó cómo podía haber en un pueblo tan pequeño un complejo hotelero tan bonito. Un hotel rústico con un montón de cabañas de madera que salpicaban la montaña de detrás. Un lugar ideal para descansar, disfrutar del campo y de la naturaleza. En el comedor del hotel, saludé a los que serían mis compañeros de batalla y me cené un bocadillo antes de retirarme a mi cabaña a descansar para afrontar el día siguiente con mucha energía.

Mi primera recomendación es para todos aquellos que queráis pasar unos días lejos de la ciudad y rodeados de naturaleza y carreteras sinuosas.

Podéis disfrutar tanto de carreteras de asfalto como offroad. Es apto para todos los estilos y gustos.

El próximo día os cuento cómo se me dio a mi… la tierra…

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Mujeres Moteras