BMW S 1000 RR, una estética diferente que alberga emociones para todos


¿Existe el amor a primera vista? Según un estudio científico de la Universidad de Bath, no. Sin embargo, es durante los primeros 3 y 10 minutos de contacto decides qué tipo de relación vas a establecer con alguien. Mis primeros 5 minutos con la nueva BMW S 1000 RR me marcaron profundamente.

La nueva BMW S 1000 RR es una moto de estética asimétrica. Desde que aterrizó en 2009 ha provocado muchos suspiros entre los apasionados de las motos. En mi caso, fue verla y decidir, en ese lapso de 3 a 10 minutos, que quería intimar con ella. Unas curvas, un desayuno, una comida en cualquier bar de carretera y muchos kilómetros juntas.

Su asimetría sigue sorprendiendo a algunos mientras que a otros nos resulta interesante, atrevida e incluso distinguida. Una moto diferente, más parecida a una superbike que a una simple moto de calle.

Ya en marcha, las primeras sensaciones fueron muy buenas, pese a su postura más radical que una deportiva normal (tiene la suspensión ajustable para hacerla más o menos racing) me resultó muy cómoda. Hicimos una parada técnica en una gasolinera y fuimos directas a la primera toma de contacto con la carretera, para ver cómo se desarrollaban los 193cv de este tetracilíndrico en línea.

Desde el primer momento me alucinó su frenada. Delante, sus dos discos de 320mm con pinzas radiales brembo de cuatro pistones race son los mejores frenos que he podido usar hasta la fecha.

Los primeros kilómetros fueron de reconocimiento. Con prudencia fui comprobando los distintos elementos de asistencia a la conducción que lleva incorporados, el ABS, el control dinámico de tracción y los distintos modos de conducción (rain, sport, race). La moto era estable, ágil y respondía a la perfección en todo momento, entregando potencia cuando le dabas al gas y frenando cuando con un solo dedo accionabas la maneta del freno.

Decidí probarla a fondo tanto en carreteras de curvas reviradas como en zonas más rápidas.

Sensaciones de la BMW S 1000 RR

Mi primera sorpresa fue la facilidad con la que la BMW S 1000 RR entraba y salía de las curvas más cerradas. Parecía que desapareciesen sus poco más de 192 kilos. La moto sorteaba las curvas totalmente sola, siendo yo un mero acompañamiento.

Con nota excelente para su respuesta en una carretera “ratonera” decidí probarla en una zona de curvas abiertas y rápidas.

Al cabo de un rato, ya estaba convencida que ésta sería una de mis motos favoritas.

A final de cada recta, cortaba gas y la moto retenía a la perfección para entrar flechada en las curvas, pudiendo salir de ellas como si detrás viniese el mismísimo diablo. Ni una vibración extraña, ni un movimiento no esperado, la BMW S 1000 RR actuó una y otra vez a la perfección.

Será que me enamoré de la máquina alemana y que ahora todo en ella me parece bueno. Sin embargo, puedo decir de manera totalmente objetiva, que ésta es una de las mejores motos del mercado actual y con las que mejores sensaciones se pueden tener si eres un amante de las emociones fuertes. Una moto que entrega la potencia de manera contundente y que frena que parece que congele el tiempo.

Sin duda alguna, la marca alemana BMW ha logrado hacer una moto de carreras. Una pura sangre a disposición de los moteros de carretera. 

En este enlace podrás ver la ficha técnica de la BMW S 1000 RR.

Para más información, podéis acudir a la web oficial de BMW.