Aprender a conducir es como aprender caligrafía


Aprender a conducir una moto es como aprender a hacer caligrafía. Horas y horas de práctica siguiendo un mismo patrón.

Recuerdo cuando en el cole nos daban un bolígrafo azul y otro rojo y nos hacían repetir una y otra vez las mismas palabras y las mismas frases. Varias veces por semana nos tocaba escribir durante largos ratos en unos cuadernos que tenían marcadas las líneas en rojo. Era un constante hasta que lográbamos aprender a escribir. Aprender a conducir también es cuestión de práctica y dedicación.

Algunas veces perdía la noción de lo que escribía pero cada vez que iniciaba una nueva frase era un esfuerzo por superarme. No salirme de las rallitas, no torcerme, una letra más bonita y un juego de muñeca más suave.

Al principio era difícil, lento, requería mucho esfuerzo y concentración. Casi era como si las rallitas se moviesen a tu paso y te obligasen a salirte. Incluyo parecía que tuvieses que agarrar el bolígrafo con fuerza sobre-humana para evitar que fuese por libre.

Con el tiempo iba siendo más fácil, la mano más suave, menos fuerza, las rallitas parecían más anchas y podías escribir más rápido y con mejor resultado.

Al final incluso ibas adoptando tu propio estilo y manera de escribir. Ya no hacías caligrafía. Escribías sin más. Una letra que era y aún hoy es, un reflejo de la personalidad de cada uno.

Aprender a conducir y trazar curvas es como hacer caligrafía.

Empiezas muy despacio esforzándote en no salirte del carril y en ir trazando las curvas correctamente. No rectificar trazadas ni agarrarte a la moto como si se fuese a caer o a desmontar. Tensión, lentitud y cierta brusquedad te caracterizan al principio.

Poco a poco te vas relajando y cogiendo soltura. Intentas ser más fina y elegante encima de tu moto. Como si de una pluma se tratase, vas dibujando el recorrido a través de las sinuosas curvas. Una tras otra hasta lograr enlazarlas a la perfección.

Con el tiempo olvidas la trazada y solo piensas en buscar tu propio estilo, mejor postura, más finura o más velocidad en una técnica depurada.

Al igual que dejas de hacer caligrafía para pasar a escribir, dejas de circular para pasar a conducir e incluso pilotar.

A mi parecer es en este momento en el que aparecen los artistas de las curvas. Algunos siempre tendrán una mala letra o una trazada incorrecta pero otros, como si fuesen amanuenses, no trazan sino dibujan sobre el asfalto a su paso.

Conducir y pilotar es un arte al que aspiramos todos aunque unos nacen con él y otros simplemente lo buscan.

El arte se tiene pero la técnica hay que aprenderla. Es importante recibir formación de manera periódica y no pensar que con lo que nos enseñen los colegas es suficiente. Elegir una buena escuela que nos de formación en circuitos. Donde el entorno es el más seguro posible y con buen nivel profesional.

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Berta.