El copiloto perfecto


Varias de las escenas de acción del desenlace de la película Torque (una de las pocas relacionadas con vehículos y velocidad en la que los protagonistas cabalgan motos sport en lugar de conducir coches como ocurre en la exitosa saga Fast&Furious) muestran a los dos protagonistas el motero Ford y su novia mecánico Shaneperfectamente acoplados en la misma moto después de que Ford perdiera la suya en una pelea.

Además de por la química evidente de la historia de amor-odio de los protagonistas, las escenas de acción con dos en una moto me fascinaban por esa forma de convertirse en uno solo que ambos tenían. Cuando empecé a montar en el asiento trasero de la Suzuki Burgman 400 de mi mejor amigo, mi principal preocupación era lograr precisamente eso: ser buena copiloto, adaptarme bien a su manera de conducir y estorbar lo menos posible en el viaje, es decir, no hacer movimientos que pudieran desequilibrarnos y hacernos caer. ¿Cómo se consigue ser un copiloto modelo? Si a ti también te preocupa serlo, sigue leyendo.

Lo primero es definir el concepto de perfección aplicado al asiento trasero de una moto. La coach de los cursos de conducción de Mujeres Moteras, Montse Camacho, explica que “el copiloto perfecto es aquel a quien el piloto casi no nota, el que se queda estático en una posición cómoda para ambos. Y en esa situación, y teniendo en cuenta el reparto correcto de pesos, habrá curvas que se van a poder dibujar más rápidamente con dos personas que yendo solo”. Llegar a convertirse en el copiloto soñado conlleva, según Camacho, “seguir las indicaciones del piloto,que es la base para minimizar el miedo, aflojarse, respirar, sentir al piloto, la moto, llegar a ser uno… confiar para entregarse a ese disfrute pleno”. Y además, no hay que tener prisa. “Está claro que, posiblemente, la primera vez no se consiga y eso no debe preocupar a nadie. Si se sigue intentando, el éxito será una realidad” asegura nuestra experta.

Las primeras veces que monté en moto como paquete con mi mejor amigo fueron un show. Me daban miedo todas las curvas, cualquier velocidad que no fuera punto muerto me parecía supersónica y tenía tanta obsesión con que me iba a caer por los lados que me agarraba a él como un grillete de mazmorra.

Para evitar situaciones como ésta, la coach Montse Camacho nos da la clave en la búsqueda de la simbiosis perfecta entre piloto y copiloto no sólo en aras de la seguridad sobre la moto sino también, y fundamentalmente, de pasarlo bien. “En cualquier tipo de deporte por parejas, existe un denominador común que define a la perfección el tipo de relación que tiene que haber entre los dos componentes” comenta Camacho. En esa relación puede existir “entrega, esfuerzo compartido, equilibrio, complicidad y un objetivo común: en nuestro caso disfrutar”.

Nuestra coach apunta que la palabra clave que define la relación piloto-copiloto no es otra que confianza, de la que ya hemos hablado aquí en un par de ocasiones. Para Montse Camacho, “sin ella, no se sustenta ni se consigue nada. Para cada uno de los componentes del binomio piloto-copiloto existe una manera diferenciada para lograr conseguir esa confianza” y añade “se debe definir con anterioridad”. A mí me costó algunos sustos para ser justa debo decir que autoinducidos: mi piloto conduce muy bienlograr cogerle confianza (y el gusto) al asiento trasero, mientras que para mi amigo tampoco fue complicado confiar en mi (o eso dice).

Y vosotros… ¿cumplís con las características del copiloto perfecto? ¿Cómo fueron los comienzos? ¿Cuánto os costó dejar de aprisionar a vuestro piloto o no veros en el suelo en cada curva? ¿Alguna vez habéis cometido un error que os haya acarreado sustos o caídas?

Nos leemos en dos semanas con una segunda parte en la que Montse Camacho nos da una serie de buenas prácticas a seguir en el asiento trasero… y también a los mandos.

Ráfagas traseras