El otro día leíamos el post en Ráfagas Traseras sobre 10 prendas a evitar para ir en moto y ha habido una que me ha llamado la atención de una manera especial.

Recuerdo cuando era más pequeña (tenía 14 o 15 años) que solía pasar algunos fines de semana en casa de mi padre en una urbanización cerca del Montseny. Allí había un chico que tenía una Cagiva roja y blanca.

Para nosotros era un auténtico pepino que nos dejaba petrificados cada vez que la veíamos. Aunque no estoy del todo segura, apostaría a que era la Cagiva Mito 125 que aunque ahora me parece una motillo, en aquel entonces, era un sueño.

Los anillos y la Cagiva

La cuestión es que en el post de Casiopea sobre las prendas hablaba de llevar anillos en moto. No solo no te entran los guantes correctamente tal y como indicaba ella, sino que además, podrían causarte, en caso de caída, heridas o lesiones.

Pero no es eso lo que me ha llamado la atención. Es algo que va un poco más allá y que posiblemente sólo nos lo planteamos los propietarios de motos.

Recuerdo que Jose (el propietario de la Cagiva) tenía una novia a la que solía llevar en la moto, y cada vez que ella se subía, él le hacía quitar los anillos. Los amigos, cuando oíamos cómo se lo decía solíamos mirarnos y reírnos de lo chorra que nos parecía que le hiciera quitar los anillos cada vez que se subía a su moto. ¿Cómo iba a rallar el depósito por solo apoyar las manos?

Ahora, que soy yo la que tiene una preciosa moto en su garaje pienso en la de veces que he impedido que alguien se apoye o deje sus guantes o su casco sobre mi depósito. -«En mi moto no se deja nada«- suelo decir entre risas, -«cualquier precaución es poca ante una rallada tonta«-.

¡Cuánta razón tenía mi amigo Jose y qué poco caso le hacíamos!

¿Vosotros dejáis que se apoyen de cualquier manera en vuestras motos?