Piloto profesional
Estamos acostumbrados a verlos en la tele, desde las gradas o incluso, a veces, desde los mismos boxes o las zonas vip.
Somos conscientes de cómo son sus motos, de lo que corren, de la cantidad de electrónica que llevan y de lo mucho que saben de su oficio, pilotar. Pero no somos realmente conscientes de la diferencia entre los pilotos profesionales y nosotros hasta que un día, por casualidad o destino, compartes moto y pista con uno de ellos.
Hace unas semanas en Mujeres Moteras probamos la nueva Ducati Panigale 1299S junto con el piloto profesional Carlos Checa y descubrimos las 3 grandes diferencias entre los pilotos profesionales y los moteros mortales.
1.- Para un motero mortal (por ejemplo yo) hay un proceso de adaptación a cualquier moto que no sea la tuya. Da igual que sea la misma marca y el mismo modelo si no es del mismo año. Todas las motos son distintas y al igual que cuando te pones unos zapatos nuevos necesitas un cierto tiempo de adaptación.
Para un piloto nuestro periodo de adaptación se reduce a la mínima expresión. Dos vueltas, una parada en el pitlane para trastear un poco la electrónica y gas a fondo.
2.- Para un motero mortal, la electrónica implica casi un acto de fe. En concreto, el panel de control de la Ducati Panigale 1299S es relativamente sencillo. Con solo leer con algo de cariño el libro gordo de petete que tiene por manual de instrucciones eres capaz de modificarla entera.
Para un piloto, unos 45 segundos después de toquetearlo mientras se dice a sí mismo… no sé cómo va… es suficiente para poder quitar y manipular todos los controles.
3.- Para un motero mortal la conducción va in crescendo. Prudencia al máximo cuando llegas a la primera curva y poco a poco, a medida que te vas relajando, vas soltando freno y apretando algo más el gas. Objetivo, rodar cómodo y a tu ritmo las primeras vueltas para disfrutar al máximo el resto de la jornada y saborear la moto que estás probando.
Piloto profesional
Para un piloto la conducción consiste llevar la moto a su límite real en menos de una vuelta. Para ello se puede ilustrar la pasada por línea de meta con un buen caballito y derrapadas en las frenadas. La moto perfecta y el piloto insuperable.
Sin duda alguna, la misma moto pilotada por dos personas distintas de niveles tan alejados no tiene nada que ver, aunque responda a la perfección en ambos casos.
Por mi parte fue un honor y muy enriquecedor ver pilotar a Carlos Checa. No solo es un gran piloto sino que es una magnífica persona.
Públicamente doy gracias tanto a él como a Ducati, por haber propiciado esta experiencia.
Si no has leído la prueba pincha en este enlace y si lo que te interesa es la ficha técnica de esta gran moto, el enlace es este.
